La inclusión de una empresa de transporte marítimo turca en la lista de sanciones en relación con Libia en la reunión de hoy del Consejo de Asuntos Exteriores de la UE no tiene ningún valor con respecto a Turquía.

La Operación Irini de la UE recompensa al pirata Haftar, mientras castiga al Gobierno de Libia reconocido por las Naciones Unidas. Si bien la ayuda humanitaria de Turquía al Gobierno legítimo se califica de violación del embargo, el hecho de que se pasen por alto los países, en particular los Emiratos Árabes Unidos, y las empresas que envían armas al golpista Haftar por tierra y aire en contravención de las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, es un claro indicio de la postura parcial de la UE.

En lugar de adoptar una posición a favor de la legitimidad internacional, es evidente que la UE insiste en mantener su enfoque de dobles raseros como se demostró con la Operación Irini, que recompensa al agresor.

Esta decisión errónea es muy desafortunada en un momento en que se están realizando esfuerzos para la desescalada en el Mediterráneo oriental.

Si la Unión Europea desea que prevalezcan la seguridad y la estabilidad en la región, debe abandonar esta postura parcial y actuar en consulta y asimismo en cooperación con Turquía.